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Desde el desgaste hasta el sobrecalentamiento: así puedes proteger tus neumáticos y evitar averías peligrosas

Desde el desgaste hasta el sobrecalentamiento: así puedes proteger tus neumáticos y evitar averías peligrosas

¿Sabías que un simple bulto en el neumático puede poner en riesgo todo tu viaje? Descubre en este artículo los daños más comunes que pueden sufrir tus ruedas y cómo evitarlos fácilmente.

Cuando hablamos del mantenimiento del coche, muchas veces los neumáticos no reciben la atención que merecen, a pesar de ser el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera. Su estado influye directamente en la seguridad, el confort y el consumo de combustible, por lo que ignorar su revisión puede salir muy caro, y no solo en términos económicos.

Daños frecuentes que afectan a tus neumáticos

Mantener los neumáticos en buen estado no solo alarga su vida útil, sino que también evita accidentes y averías. Estos son los daños más comunes que pueden afectar a tus ruedas:

► Desgaste irregular
Este tipo de desgaste suele deberse a una presión inadecuada, problemas de alineación o suspensión y un estilo de conducción agresivo. Además de comprometer la seguridad, puede impedir la lectura de los símbolos del neumático.
¿Qué hacer? Revisa la presión con frecuencia, ajusta según el fabricante y haz controles periódicos de alineación y suspensión en un taller de confianza.

► Cortes y perforaciones
Clavos, piedras, cristales… Las carreteras están llenas de peligros invisibles que pueden causar cortes o pinchazos.
¿Qué hacer? Si el corte es pequeño y en la banda de rodadura, puede repararse con un parche. Pero si afecta al lateral o es demasiado profundo, lo mejor es sustituir el neumático.

► Bultos o protuberancias
Un bache, un bordillo o un defecto de fabricación pueden causar deformaciones visibles en el neumático.
¿Qué hacer? Si ves un bulto, no lo ignores: el neumático podría reventar en marcha. Acude cuanto antes a cambiarlo.

► Pérdida de la banda de rodadura
Una banda de rodadura desgastada reduce drásticamente el agarre, sobre todo en mojado.
¿Qué hacer? Usa una moneda de 1 euro para medir la profundidad. Si ves el borde dorado, es momento de cambiarlos.

► Sobrecalentamiento
Conducir rápido, cargar en exceso el coche o recorrer largos trayectos en verano puede provocar daños por temperatura, como grietas o deformaciones.
¿Qué hacer? Revisa la presión antes de viajes largos, modera la velocidad, no sobrecargues el vehículo y detente si notas olor a quemado o calor excesivo en las ruedas.

► Daños por corrosión
La sal en invierno o productos químicos pueden corroer llantas y válvulas, provocando fugas de aire o desprendimientos peligrosos.
¿Qué hacer? Lava las llantas con agua y jabón suave, y aplica sellador protector de forma periódica.

Unos neumáticos en mal estado no solo ponen en peligro tu seguridad, sino que también afectan al rendimiento del coche y disparan el consumo. Por eso, una revisión a tiempo puede marcar la diferencia entre un viaje tranquilo o una avería en carretera.

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